To Cut a Long Story Short – A Tribute to the Pioneers of Electronic Pop (Synthpop)

En 1995, el sello sueco Energy Rekords reunió a una selección de bandas clave del synthpop escandinavo y europeo para rendir tributo a los verdaderos arquitectos del pop electrónico. El resultado fue To Cut a Long Story Short, un disco que no solo evoca la nostalgia de una era gloriosa, sino que reafirma la vigencia estética y emocional del género.

Más que un simple ejercicio de versiones, este tributo es una declaración de afecto. Cada banda convocada aporta una relectura que oscila entre la fidelidad reverente y la reinterpretación con pulso propio. Lo que en otros discos tributo suele ser una colección dispersa, aquí se presenta como un cuerpo compacto y coherente, una narración sonora que fluye de principio a fin.

Abre con la potente versión de Elegant Machinery del clásico de Spandau Ballet que da título al álbum. Lejos de buscar protagonismo innecesario, el trío sueco respeta la forma y el espíritu del original, y lo viste con la textura melódica y la precisión rítmica que caracterizaba al synthpop de mediados de los 90.

Le siguen momentos brillantes como el “Planet Earth” de S.P.O.C.K, que canaliza la energía new romantic de Duran Duran con una impronta marcadamente futurista, y “Underpass” en manos de Attrition, que convierte el minimalismo robótico de John Foxx en un ejercicio de tensión industrial. La oscuridad de “Being Boiled” encuentra un nuevo cuerpo en Awful Noise Corporation, mientras que Devoid ofrece una interpretación de “Are ‘Friends’ Electric?” con el dramatismo justo y los sintetizadores al borde del estallido.

El mérito del compilado está no solo en la elección de los temas, sino en haber evitado los lugares comunes. Aquí no están los éxitos más explotados del mainstream, sino joyas menos transitadas de Visage, Blancmange, Ultravox, OMD, entre otros. Temas como “White China” o “Living on the Ceiling” emergen como puntos altos del repertorio, permitiendo que los artistas invitados muestren no solo admiración, sino conocimiento profundo del material original.

La producción es homogénea, cuidada, sin altibajos técnicos, y respeta el clima retrofuturista sin caer en la imitación vacía. Cada versión propone, matiza o refina, dejando que el pasado respire a través de nuevos filtros sonoros.

To Cut a Long Story Short es, en esencia, un testimonio de amor hacia una generación de músicos que transformaron la electrónica en emoción popular. Un álbum que no solo honra a los pioneros, sino que demuestra que el synthpop —con sus máquinas, sus voces procesadas y sus melodías sintéticas— aún late con fuerza en el corazón de quienes lo vivieron y de quienes lo redescubren.